• Nuestra Misión

    Tenemos como misión formar niños y niñas con principios espirituales que los lleven al temor a DIOS.


    Brindamos una educación activa que contribuye al desarrollo de los niños y niñas con un espíritu crítico, Independiente, Participativo, Disciplinado, Creativo, Responsable, Respetuoso, Tolerante ante las adversidades, motivado a la investigación, buscando el crecimiento permanente de la institución en los aspectos. físicos, humanos y académicos.


    Aprovechando fortalezas como buen rendimiento académico, buena educación, espacio físico, personal capacitado y motivado por su trabajo.

    Nuestra visión

    Ser reconocidos como una institución líder en educación de calidad, formadora de alumnos competentes que participan en la construcción de la nueva sociedad a nivel regional y nacional.

  • Nuestra historia

    El Centro Educativo Catalina, ubicado en Quibdó, Chocó, fue fundado el 2 de febrero de 1964 por las educadoras Catalina Palacios Cuesta y Corina Arenas. Inicialmente, la institución se denominó “Kínder Niño Jesús” y comenzó sus actividades con 20 alumnos, una profesora y una directora. Este fue el primer preescolar privado del Chocó, creado para ofrecer educación preescolar a los niños de la región.  

    Catalina Palacios Cuesta, nacida en Quibdó el 13 de marzo de 1934, cursó sus estudios primarios en la escuela anexa al Instituto Pedagógico Femenino y obtuvo el título de “Maestra Superior” en 1955. Su labor educativa la llevó a diversas localidades del Chocó, incluyendo Paimadó, Bagadó y Samurindó, donde conformó el primer grupo folclórico infantil. Posteriormente, trabajó durante 40 años en la escuela anexa al Instituto Pedagógico Femenino. 

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  • Escudo del CEC 

    Nuestra bandera

    Lee más: Nuestros simbolos

Las generalizaciones son siempre abusivas. Hay tantos tipos de padres y madres como de alumnos y alumnas. Exactamente dos: los inclasificables y los de difícil clasificación. Es decir, que cada familia es un mundo. Lo que veo con claridad es que la participación de los padres y las madres, de los dos, no ellas solamente, es indispensable en la comunidad educativa para que haya una tarea eficaz. Sin la familia: imposible. Todas las piedras que los padres tiran sobre el tejado de la escuela, caen sobre las cabezas de sus hijos. Las familias tienen que participar en el proyecto educativo de la escuela y, por supuesto, tener en cuenta que la primera escuela es la casa. Importa mucho el valor del ejemplo. El ruido de lo que somos llega a los oídos de nuestros hijos con tanta fuerza que les impide oír lo que decimos.